Colaboro, ergo, me comprometo
Estos días de meteorología variable en Barcelona desde el equipo de desarrollo de ThinkInGrid andamos ultimando la primera fase de nuestro entorno Grid. Como primer paso, a partir de ahora, eludiremos la palabra computing, en clara alusión a nuestra orientación a cliente y no a tecnología, tal y como se empieza a insinuar en los post de Albert y Diego.
Nuestro siguiente paso, utilizar dicho entorno para adaptar una aplicación ya existente a este nuevo modelo. Con esto, la búsqueda de varios objetivos:
- Testear la arquitectura desarrollada.
- Testeo integrado y funcional del entorno.
- Testeo de los primeros servicios desarrollados y desarrollo de nuevos servicios básicos no contemplados en fase de análisis.
- Empezar a realizar valoraciones prácticas de las mejoras que aporta el desarrollo realizado. Que mejor forma que acercarnos al cliente con números reales y no solo con propósitos
- Primera aplicación grideada con nuestro Framework y que corre sobre nuestro Middleware.
- Medir la convergencia con otras arquitecturas Grid pero que cumplen con los estándares.
Para dicho acometido, se está valorando la utilización de alguna herramienta colaborativa. Lo primero que se nos viene a la cabeza es el uso que se le está dando a dichas herramientas, que hasta el momento no está mal, pero estoy seguro que aún es insuficiente. Según la RAE COLABORAR: "Trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra.". Puntualizo con un sinónimo que nos aporta: CONTRIBUIR, lo siento, pero me encanta. Ahora yo modifico la definición para nuestro propósito: "Trabajar con otro/a u otros/as departamentos u organizaciones para la realización de una obra".
Si se empieza a pensar en la definición lo primero que se te pasa por la cabeza es: compartir ficheros, foros, interlocución on-line vía chat, etc. que no está mal, pero vamos, que me sabe a poco. ¿Se os ha encendido la lucecita? A nosotros si. Y con nuestro entorno estamos pensando en:
- Compartición de potencia de cálculo en una organización virtual. (1 problema contra 100 cpu’s = solución rápida y fiable).
- Compartición de recursos (Yo invierto en una herramienta de análisis biomédico y vosotros aportáis a la herramienta vuestras BBDD –> Todos le sacamos la máxima rentabilidad).
- Compartición de servicios (Yo se mucho de análisis de genoma, pero no puedo dedicar más personas a tu proyecto, te cedo el uso de mis servicios específicos para que explotes la información).
- Toma de decisiones en tiempo-real (colaboración entre 10 empresas, no nos podemos reunir cada semana para decidir que hacer en tareas del día a día. Porque no automatizamos decisiones con inteligencia artificial en función de parámetros económicos, estratégicos, humanos, etc.).
- Monitorización de la contribución (¿Como repartimos el pastel después de la colaboración? ¿Quien se ha mojado más el culo por esta idea? ¿Como saber con quien volver a trabajar?).
- Y podríamos seguir…
Sin duda esta reflexión me ha llevado a creer y darme más argumentos para defender que nuestras herramientas llevan un buen camino si son lo suficientemente generalistas para poderse adaptar rápidamente a cualquier sector y son lo suficientemente concretas para aportar mejoras reales en entornos determinados. Porque por mucho que alguien se encabezone, la colaboración entre empresas de biomedicina nunca requerirá de las mismas necesidades que una colaboración entre entidades financieras.
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